Los Trastornos de conducta alimentaria en verano.
El verano pone en situación de riesgo a las personas con TCA o con una vulnerabilidad para tenerlos- El exceso de publicidad relacionada con los cuerpos esbeltos y las dietas milagro aumenta dicha situación.
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Los Trastornos de conducta alimentaria en verano.

Mi querida amiga Gema García Marco escribe en el Recull del Colegio de Psicólogos de Valencia algunas cuestiones relacionadas con los TCA y el verano. Aquí os dejo un resumen y el enlace original.

El verano es una época especialmente delicada para las personas con trastornos alimentarios o que están en riesgo de padecerlos. Por un lado tenemos la exposición corporal que supone la llegada del calor y por otro, las modificaciones en los hábitos y rutinas. Este cierto “descontrol” normativo que tenemos a veces en vacaciones puede hacer sentir a personas que no tienen una buena relación con su cuerpo y con la comida altos niveles de culpabilidad que desencadenen en purgas, compensaciones o un aumento de la restricción como mecanismo compensatorio. Esto puede ser la puerta de entrada a un trastorno alimentario o exacerbar uno ya existente.

Las dietas restrictiva, pueden funcionar como detonante de un trastorno alimentario dados determinados factores de predisposición o vulnerabilidad en esa persona. Por eso es tan importante, en el caso de que sea necesaria una pérdida de peso, hablar de cambio de hábitos que además sea siempre pautado y supervisado por un profesional. Un cambio de hábitos alimentarios y de salud es sostenible a largo plazo (las dietas no lo son)  y no conlleva peligro para la salud física ni psicológica.

La población general no es consciente del riesgo que corre dejándose llevar por los reclamos de las dietas milagro, dietas para “llegar estupenda a la operación bikini”, productos détox, etc…

Con la llegada del calor nos bombardean con este tipo de productos, haciéndonos creer que podemos tener el cuerpo que queramos sin esfuerzo, eso sí… a costa de gastarnos muchísimo dinero y jugar con nuestra salud. Y ese mensaje es muy peligroso.

Si de verdad quieres mejorar la relación con tu cuerpo o perder peso por un problema de salud, lo mejor es que apuestes por un tratamiento con profesionales que te acompañen en el proceso de hacer las paces contigo y con la comida. Para ello, incidirán en un cambio de hábitos que puedas mantener a largo plazo y tendrán en cuenta un gran número de factores que te están condicionando sin darte cuenta.  Ese trabajo en profundidad será el que traiga consigo resultados ya que no existe una solución “mágica»

La población con trastornos alimentarios es especialmente vulnerable a la publicidad. Ellas (utilizo el femenino dada la mayor prevalencia) se sienten tan terriblemente mal consigo mismas y con sus cuerpos que se van a agarrar como un clavo ardiendo a cualquier posibilidad que les prometa perder peso de forma rápida y  sin esfuerzo. El problema es que el lugar donde ellas buscan la solución (“Si cambio mi cuerpo, cambiará mi vida”) supone en realidad cavar aún más hondo el pozo que supone la enfermedad, aumentando su insatisfacción vital. El intento de solución hace más grande el problema.

Hablamos de personas que tienen insatisfacción corporal, que están pasando por un momento emocional complicado, personas que llevan toda la vida a dieta y creen que ‘esta sí va a funcionar’, o personas que tienen factores de predisposición para un trastorno alimentario (baja autoestima, elevada exigencia, perfeccionismo, historia de críticas por su apariencia…entre otros).

Las señales de alarma son diversas dependiendo del trastorno alimentario que pueda tener la persona (los más comunes; Anorexia, Bulimia y Trastorno por Atracón), pero algunas señales de alarma generales que podrían hacernos sospechar podrían ser:  pronunciada pérdida de peso o fluctuaciones en el peso, comentarios negativos respecto al cuerpo, evitación de situaciones sociales que suponen comer o mostrar el cuerpo en público, echar en falta comida en casa o encontrar restos de comida escondidos, aislamiento social, cambios bruscos de humor,  irritabilidad, tristeza…

Una situación de estrés o una situación de crisis en la vida de una persona si puede funcionar como un detonante o un agravante.

Los trastornos alimentarios son patologías multicausales y complejas. Se manifiestan como un problema con la comida, pero van mucho más allá que problemas con la comida. La relación con la comida es la manifestación del problema, es como una punta de iceberg: lo primero que se ve. Pero bajo el agua, en las profundidades, se encuentran otras fuentes de dolor y malestar para la persona. No se trata, por tanto,  solo de abordar el síntoma, sino de acompañar a la persona a sanar en profundidad tratando todos aquellos aspectos que la llevaron a enfermar. Para ello es importante que el tratamiento sea llevado a cabo siempre por un equipo interdisciplinar y especializado.

https://www.cop-cv.org/noticia/12829?utm_source=copcv&utm_medium=email&utm_campaign=recull#.XTsAti0rz-Y

Adaptado por Magda Cubel Alarcón

Psicóloga Clinica Valencia Benimaclet

Centro psicológico MCA

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