El apego y los trastornos de personalidad
La experiencia de un niño en sus primeros años de vida, con sus padres, va a ser determinante para el desarrollo de su personalidad, y para evitar posibles trastornos de personalidad en su vida adulta.
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El apego y los trastornos de personalidad

A nivel coloquial, cuando hablamos de personalidad tenemos en la cabeza la forma de ser de una persona. La personalidad es una forma de ser y estar en el mundo. Pero ¿Cómo y dónde se forma la personalidad?

Si nos basamos en la teoria del apego, la influencia que un niño recibe en los tres primeros años de vida va a ser determinante para formar los rasgos de su personalidad. Dicha influencia estará determinada por las características de sus cuidadores. Si los cuidadores son estables y transmiten seguridad, no tendrá problemas en el proceso, pero si los cuidadores son inestables, es posible que aparezcan problemas durante el proceso. El desconcierto y la inestabilidad favorece el desequilibrio y la posible aparición de trastornos de personalidad en la edad adulta.

John Bowlby fue pionero por sus trabajos sobre la teoría del apego y su influencia en el desarrollo infantil. Muchos autores han recurrido a sus ideas para explicar las patologías que encuentran su origen en el tipo de apego que se genera con la madre desde la infancia.

Joel Paris  estudió el origen de los trastornos de la personalidad, sobre todo, el trastorno límite de la personalidad. El explica que junto con el temperamento de un niño, las experiencias negativas referidas a pérdida, trauma o negligencia pueden ser causa de psicopatología. Así, se concluye que los problemas de apego son una de las causas más significativas de futuros problemas de personalidad.

Si los vínculos de apego en la primera infancia son inestables y caóticos, pueden generar un patrón de relaciones interpersonales inestables. El niño aprende que no puede contar con una respuesta coherente de sus padres, que no puede contar con ellos cuando se siente en peligro. De manera que la inestabilidad, la inseguridad, el caos, la angustia, la sobreprotección, la indiferencia… de los padres podrá causarle desconcierto, ansiedad e incluso temor.

Estos padres no pueden consolar ni regular a sus hijos, no pueden transmitirles tranquilidad, ni confianza, ni seguridad. Y estos niño no se sentirán cuidados, ni protegidos, ni seguros con sus progenitores. De modo que el niño no se sentirá vinculado de forma segura con ellos. La inseguridad se instalará en su vida, y puede desarrollar síntomas en forma de agresividad, frialdad, indiferencia, independencia… Si la situación se mantiene en el tiempo y se cronifica, es posible que de lugar a un trastorno de personalidad.

Un niño necesita un vínculo de apego seguro con sus padres, para poder ser y estar en el mundo de forma sana y estable.

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