Cuento para Lou
(del blog Diario de un cáncer – http://diariocancer.blogspot.com.es) Carlos Mateo Beltrán
En un reino muy muy lejano, se encontraba una princesita muy triste y desorientada. A pesar de ser la más revoltosa de su palacio, llevaba días sin apenas reír, sin apenas hablar.
Pasó de inquieta y traviesa a pasar casi desapercibida, no se la oía. El motivo de tal cambio de actitud se debía a que notaba que al joven príncipe le daban más mimos que a ella. Se sintió marginada, como si ya al crecer el cariño y los mimos de sus padres los Reyes hubieran desaparecido, y los hubiera heredado su hermano el joven príncipe.
Así que cansada de tanto sufrimiento, decidió abandonar el reino donde vivía. Cogió su maleta preferida de colores mágicos, que cambiaba de color según el estado de ánimo. Cuando la agarró con fuerza, la maleta se tiñó de negro. La joven princesa, que era muy lista se dio cuenta que su estado de ánimo era como ese color, negro.
Decidió coger todos los bártulos que necesitaba: su muñeca preferida, el cetro que su padre le había regalado al nacer para hacerle ver que gobernaría todas sus tierras el día que se convirtiera en reina, y su vestido más bonito.
Se sumergió por el bosque y alzó el rumbo hacia la montaña. Por el camino iba pensando que su madre la Reina no la echaría de menos. Así que iba soltando lágrimas a cada paso, y la maleta mágica seguía negra, cada vez más negra, un tono azabache que jamás había visto.
Por el camino, se encontró al señor Búho, que atentamente la miró y le preguntó:
– Joven princesa, que hace por este bosque sola y tan triste – a la vez que miraba el color de su maleta.
Ella, alzando la mirada hacia el señor Búho le contestó:
– Mi madre, la Reina, ya no me necesita, presta toda mi atención a mi hermano, el joven príncipe. Creo que ya no soy su princesa, sino una más de palacio- dijo mientras se secaba los ojos.
El señor Búho, exhausto con lo que la joven princesa le estaba diciendo, decidió investigar lo que pasaba en palacio. Despidió a la joven princesa y voló hacia palacio, no sin antes dar aviso a la señora golondrina, para que la siguiera y no la perdiera de vista.
La joven princesa continuó su camino hacia un mundo desconocido, donde se iba topando con cientos de animales, algunos buenos, que la intentaban convencer de que volviera, otros animales no tan buenos, que intentaban robarle la maleta mágica con el cetro poderoso que el rey había mandado a construir por los magos más importantes del reino.
Al estar la señora golondrina vigilándola, conseguía espantar a los animales malvados, excepto a la serpiente tricolor. Ésta propuso a la joven princesa ser su guía por el bosque, y para que la niña no cargara con la maleta mágica, insistió en ser la portadora de la maleta.
La joven princesa accedió, y la serpiente, al tenerla en su poder, salió corriendo. Entonces, comenzó a llorar, y a extrañar a su madre, la Reina, que siempre resolvía todos sus problemas. Intentó perseguir a la serpiente, pero no lo logró. La señora Golondrina lo intentó hacer también, pero sin éxito. Se quedó sola entre tantos árboles, perdida y desorientada.
Mientras tanto, el señor Búho llegó a palacio. Buscó a la Reina, y la encontró en la habitación del joven príncipe. Estaba cabizbaja, ya que el príncipe estaba enfermo. Tenía una enfermedad que requería toda la atención del palacio. Por eso la Reina tenía que pasar mucho tiempo con el joven príncipe.
El señor Búho se acercó a la Reina y le susurró en el oído:
– Tengo que hablar con usted sobre la princesa- . La Reina lo miró con miedo, ya que temía que le hubiera pasado algo.
El señor Búho le contó la historia y los ojos de la Reina se nublaron de tristeza y lágrimas:
– No puede ser, si la princesa es la niña de mis ojos, pero el joven príncipe me necesita-, decía.
El señor Búho le comentó la posibilidad de implicar a la princesa en el cuidado de su hermano, para que se sintiera lo más útil posible. A la reina le pareció fantástica esa idea, así que el señor Búho voló rápidamente hacia la golondrina para traer a la princesa. Cuando llegó, vio a la joven princesa llorando.
– Majestad, tengo que hablar con usted-, le dijo el señor búho.
– Después de que me contara lo que le pasaba, decidí ir a hablar con su madre y me contó lo que ocurría. Hablando con ella me comentó que su hermano está débil, y necesita que su familia lo arrope. Como usted es joven, no ha querido su madre preocuparla, pero ahora que se ha marchado del palacio, se encuentra muy triste, y su hermano el joven príncipe también. Así que si le parece corra hacia palacio, abrace a su madre y sobretodo a su hermano. Entre todos harán que su hermano se ponga fuerte.
La joven princesa comenzó a sonreír, y, la maleta mágica que había robado la serpiente comenzó a cambiar de color. Del negro fue pasando al marrón, ya estaba naranja, rápidamente se tornó amarillo, y finalmente se formó un arco iris en la maleta. Con la ayuda de la señora golondrina, y la magia del cetro del interior de la maleta, consiguieron arrebatarla y devolvérsela a la joven princesa.
Cuando llegó a palacio, fue en busca de la Reina, a la que abrazó y, en ese abrazo, sintió que jamás la había dejado de querer,comprendió que el joven príncipe necesita su ayuda.
Desde entonces, pasó más tiempo con su joven hermano, al que poco a poco, fue llenándose de esa vitalidad de su mágica hermana, hasta que venció su enfermedad.
Y colorín colorado, este cuento ha acabado.
Es estupendo que haya gente que escriba cuentos como estos, dedicados a niños especiales.
Magdalena Cubel Alarcón
Psicóloga Clínica Valencia (Benimaclet)
No Comments