Quién dirige tu «ahora», tú o tu niño/a interior?
Cada vez hay mas estudios que demuestran lo importantes que son los vínculos en la infancia para poder ser un adulto «sano».
Los niños necesitan cuidados y atención, pero no todas las madres están preparadas para poderlo hacer. Si la madre no puede ser suficientemente constante o rechaza al bebé, causará desconfianza y temor en él. Esto repercutirá en su edad adulta, se sentirá vulnerable e indefenso y al establecer relaciones de pareja, sentirá la necesidad de probar el amor de la otra persona, poniéndola en situaciones difíciles que demuestren su amor.
Alrededor de los 3 años, los niños tienen que empezar a tener autonomía, han de poder experimentar por si mismos para sentirse capaces. Si los padres, por miedo, dificultan esa autonomía, o le piden cosas imposibles para su edad, o corrigen en exceso, el niño crecerá con una sensación de vergüenza que le acompañará durante mucho tiempo. En la edad adulta, ese niño, se sentirá observado, no confiará en los demás y tendrá la sensación de que los demás lo desaprueban.
A partir de los 3 años, si los padres castigan en exceso el comportamiento del niño, empezarán a desarrollarse sentimientos de culpa en él, y en la edad adulta tendrá muchas dificultades para tomar decisiones, resolver problemas o alcanzar metas. La culpa puede paralizarlo, o hacerle sentir impotente o generar agresividad en él.
Cuando comienzan en el centro escolar es una etapa de cambio, donde van a empezar a demostrar cómo y cuanto aprenden y donde se les va a comparar con los demás. Aquí pueden aparecer sentimientos de inferioridad o de incapacidad. Si sus figuras de apego perciben el éxito académico como el único criterio que determina el éxito personal de su hijo, lo convertirán en un adicto al trabajo y tendrán rasgos obsesivos, no estando nunca seguro de si lo está haciendo lo suficientemente bien, y pensando que si no obtiene el máximo resultado no es bueno o válido.
Trabajando en la consulta vemos adultos que en momentos determinados de la sesión se convierten en niños de 6 años, que se siente inseguro, con miedo y poco válidos, que se transportan a su infancia cuando necesitaron que un adulto lo abrazara, lo cuidara y le transmitiera seguridad para seguir avanzando, en lugar de ignorarlos, juzgarlos o castigarlos. Como es posible que durante todo este tiempo ese niño interior, o ese adolescente tome las rienda y anule al adulto que tengo delante?
En terapia es importante ayudar al paciente a darse cuenta de quien toma el control en determinadas situaciones. Ese niño interior no aparece porque sí, aparece para protegerse de algo, y hay que poder darle lo que en su momento no pudieron hacer sus figuras de apego.
Ayudar al paciente a ser consciente de qué edad tiene, con qué situación se ha conectada, cual es su miedo y que necesita para desangustiarse y soltar el mando, serán algunos objetivos a trabajar. Si eres consciente de que tu niño/a interior toma el mando en determinadas situaciones podrás hacer algo para cambiar la situación, sino te comportaras como un niño pequeño angustiado o enfadado, a los ojos de los demás.
Ser consciente del estado de nuestro niño interior, nos permitirá responder de forma más adaptativa ante determinadas situaciones.
Magdalena Cubel Alarcón
Psicóloga Clínica Valencia (Benimaclet)
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