Carta de un hijo a sus padres separados
En esta carta, un niño trata de explicarle a sus padres separados cómo se siente. Trata de reflejar los sentimientos más frecuentes y las situaciones en las que se ven enviueltos los niños cuando los padres no se ponene de acuerdo para llevar lo mejor posible un proceso de separación.
separación, divorcio, tristeza, rabia, miedo, culpa, peleas, discusiones, conflictos, dolor, venganza
350
post-template-default,single,single-post,postid-350,single-format-standard,stockholm-core-1.2.2,select-theme-ver-5.3,ajax_fade,page_not_loaded,wpb-js-composer js-comp-ver-5.5.5,vc_responsive

Carta de un hijo a sus padres separados

No tratéis de aliviar mi dolor con grandes regalos y diversiones. Me duele el corazón y éste no sana con risas sino con caricias. Todo lo que necesito es la garantía de que, aunque estéis separados, ninguno de los dos me abandonará.

Decirme con palabras y actitudes que puedo seguir queriendo a los dos y ayudarme a mantener una relación estrecha con ambos. Después de todo, vosotros decidisteis ser mis padres.

No me utilicéis de testigo, de árbitro ni de mensajero en vuestras peleas y conflictos. Me siento utilizado y responsabilizado por arreglar un problema que no es mío. Tener en cuenta que todo lo que hagáis para haceros daño mutuamente, me lastima primero a mí.

No os critiquéis ni se menosprecies delante de mí, aunque tengáis razón en lo que decís. Aunque no os aclaréis como pareja sois mis padres y no puedo ponerme departe de ninguno.

No discutáis para ver cuál se queda conmigo, porque no soy de ninguno, y os necesito a los dos. Estar conmigo es un derecho, no un privilegio que los tres tenemos.

No me hagais decidir con quién irme ni de qué lado estoy. Para mi es una tortura porque siento que si elijo a uno le estoy faltando al otro, y yo os quiero y os necesito a los dos.

Necesito saber que no tengo la culpa de la separación, que ha sido vuestra decisión y que yo no tengo nada que ver. Para salvar vuestra imagen, yo me culpo. El único que puede haber fallado debo ser yo.

Cuando llego furioso después de estar con mi padre/madre, no es porque él/ella me envenene sino que estoy triste y tengo rabia con ambos porque ya no puedo vivir permanentemente con los dos.

Que nunca se os olvide una cita o una visita que hayas prometido. No teneis ni idea de la ilusión con la que espero su llegada, ni del dolor tan grande que me causa ver nuevamente que no estáis, que no soy importante, que otra vez me habéis vuelto a fallar.

Necesito permiso para poder querer a la nueva pareja de mi padre/madre. Me duele aceptarla, pero no puedo gestionar el miedo que supone poder pensar que pueden quererla a ella más que a mí, y nos volveremos a separar.

No me pidáis que haga de espía ni que os cuente cómo vive o qué hago con mi otro padre. Me siento desleal para con él, y no quiero ser un soplón.

No me utilicéis como instrumento de su venganza, contándome todo lo “malo” que fue mi padre/madre. Lo único que con seguridad lograis es que me llene de resentimiento contra quien trata de deteriorarme una imagen que necesito mantener en alto.

Aseguraos que comprendo que aunque su vuestra relación de pareja haya terminado, nuestra relación es diferente y siempre seguirá vigente. Recordar que aunque la separación pueda constituir para vosotros una oportunidad para terminar con un matrimonio desdichado o para establecer una nueva relación, para mí constituye la pérdida de la única oportunidad que tengo para criarme al lado de las personas que más amo y necesito: mi papá y mi mamá; necesito mantener una familia.

No olvidéis que lo mejor que podéis hacer por mí ahora que ya no podéis vivir juntos es mantener una actitud de respeto entre vosotros y también hacia mí.

Magdalena Cubel Alarcón

Psicologa Clínica Valencia (Benimaclet)

No Comments

Post a Comment