Dime que publicas y te diré quién eres.
Miles de conversaciones e historias en apenas unos minutos. O una calma contemplativa de la que nada se escapa. En pocas palabras: una vida paralela, aunque no por eso diferente a la real, la que vivimos en carne y hueso. El universo de las redes sociales es sorprendente e infinito, con sus personajes estereotipados, sus mañas y sus lugares comunes. Detrás de cada usuario, de cada @, de cada perfil, de cada fan page, hay un ser humano. Por ello, el psicólogo Mario Lamagrande (especializado en internet y redes sociales) analiza aquí los rasgos de personalidad de cada uno según sus características a la hora de publicar en Facebook.
Tres grandes grupos .
Lamagrande hace varios años se interesó por el espacio virtual. Fue uno de los primeros psicólogos mendocinos en inmiscuirse en la «psicología 2.0″, atendiendo por internet a personas de todo el país e, incluso, del mundo. Actualmente, entre sus pacientes virtuales hay un neocelandés con quien mantiene sesiones periódicamente.
Además, por su especialización está a cargo de la cátedra de sicología (así, sin «p’) aplicada a las relaciones institucionales en la UDA. En el programa hay toda una unidad dedicada al uso profesional de las redes sociales.
En un primer análisis, Lamagrande diferencia tres grandes grupos de actores frente a las redes sociales:
1- «Por un lado están aquellas personas que no ponen su foto, sino que recurren a fotos de paisajes o directamente dejan el espacio en blanco.
Por lo general, tampoco ponen su nombre real sino que se registran con un seudónimo. Son personas que respetan y le dan mucho valor a su intimidad, pero también tienen un perfil un poco paranoico, ya que están con miedo a ser raptados o algo así», consideró el psicólogo, e indicó que en esta descripción no entran aquellos que se registran sin dar su nombre, como una «picardía» o para pasar de incógnitos y espiar algo. «También es un perfil un poco paranoico en este caso», reflexionó.
2- El segundo grupo, el que más personas engloba, es el de los «histriónicos», es decir, los que siempre quieren hacerse notar y estar presentes en todo.
”Muchos son adolescentes, y otros no tanto, que publican absolutamente todo lo que hacen porque tienen una necesidad de explotar su imagen. Uno se pregunta cómo pueden tener más de 2.000 amigos o seguidores si, como mucho, pueden estar estrechamente vinculados a 300 personas. Pero para esta gente, tener más amigos es sinónimo de popularidad y los lleva a actuar e interactuar mucho en el lugar», continuó el psicólogo.
3- El tercer grupo es el de «los que no están».
«Es gente que directamente no figura en las redes sociales, no tiene sesiones o usuarios. Y por más que no estén, esa ausencia habla mucho de ellos, porque son imposibles de localizar. Y hoy no puedes estar fuera de internet. A la hora de buscar personal las empresas ya no reparten folletos y a la hora de tomarlo, antes que leer una tarjeta personalizada, lo buscan en las redes sociales», sostuvo Lamagrande. Sin embargo, destacó que ésta es su visión, aunque hay otros profesionales de la salud mental que no consideran que estar fuera de las redes sociales signifique estar aislado del mundo.
Ser o no ser trending topic.
En el eje de esta nota y del análisis de Lamagrande están, precisamente, los fanáticos, los fundamentalistas de las redes sociales o -como él los llama-, los «histriónicos». Todo es comunicable y público para estas personas: si van al supermercado, si están escuchando un determinado tema en el baño, si se encontraron una moneda de 25 centavos o si están indispuestas. Todo, casi sin excepción y sin filtro, tiene como destino obligado un post en Facebook o en Twitter. »Si tú eres histriónico, vas a querer compartir todo. Y te vas a volver loco por tener más seguidores, más amigos o más ‘Me gusta’.
Esta gente siempre trata de poner algo que los haga ver como más inteligentes, intentado sobresalir o, incluso, desde el lugar del ‘oposicionista’ para ganar un lugar. Porque el ir en contra de la corriente también está bien visto por los histriónicos para destacarse. A la larga, tienen la intención de polarizar y controlar aspectos interpersonales, no que sólo hablen de ellos», sostuvo el especialista.
Para él, además, las personas son las mismas en el mundo real y en el virtual. «Los histriónicos siempre van a ser histriónicos, no hace falta que los veas en su red social. Te puedes dar cuenta incluso con sólo ver la parte de atrás de la camioneta, con los stickers de la familia, con los de los lugares que visitó en el verano. No puede tener dos personalidades distintas», destacó.
En este grupo se mezcla con mucha facilidad lo comercial, especialmente con la cantidad de seguidores. La noticia de que Lady Gaga tiene más de 20 millones en Twitter no es sólo un relleno en los medios de comunicación, sino que la posiciona como una referente, a ella y a su espacio virtual.
«La cantidad de seguidores se puede analizar comercialmente. Por eso es que las modelos o los políticos, por ejemplo, se pelean y se ponen como metas tener más amigos o seguidores, porque ese número te da un grado de opinión pública y no hay dudas de que con eso se puede comerciar también», resaltó.
Para aquellos que estén registrados en las redes sociales, ya sea como usuarios muy activos o inactivos, Lamagrande se detuvo en una recomendación general:
«Siempre hay que tener cuidado con lo que se publica, lo que se subes, y más si tu eres una persona que no quiere sobreexposición».
Hay muchos adolescentes, por ejemplo, que se olvidan de que van a ser adultos algún día y todo lo que escribieron o publicaron queda guardado. Hay que cuidar el histrionismo y ser moderado en lo que hacemos a la hora de buscar popularidad, hay que tener un protocolo de manejo para conocer las consecuencias», continuó el psicólogo, tomando como ejemplo el riesgo de las chicas que -para ser más populares- suben fotos con poca ropa o poses provocativas. » Además, siempre hay que tener en cuenta que empresas o posibles empleadores, en algún momento, van a buscar nuestros nombres en las redes sociales», agregó.
(Adaptado de Ignacio de la Rosa)
Magdalena Cubel Alarcón
Psicóloga Clínica Valencia (Benimaclet)
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