Familias reconstituidas.
La definición mas apropiada pare explicar qué es una «Familia reconstituida«, es la de Emily y John Visher ( 1988), que establece como condición para que podamos hablar de una familia reconstituida la existencia de al menos un hijo de una relación anterior. De manera que una familia reconstituida es la formada por una pareja adulta en la que al menos uno de los cónyuges tiene un hijo de una relación anterior.
Cuando hablamos de familias reconstituidas, nos pueden venir a la cabeza varios tipos:
- Familias provenientes de un divorcio, en la cual uno de los cónyuges tiene hijos previos.
- Familias provenientes de un divorcio, en la cual los dos cónyuges tienen hijos previos. Es el modelo más complejo.
- Divorciado/a que tiene hijos, y cuyo ex-esposo/a se ha vuelto a emparejar.
- La más antigua, la de toda la vida, es la que proviene de la muerte de uno de los cónyuges. El padre o la madre viudo o viuda se vuelve a emparejar y aparece la figura del padrastro o madrastra que todos conocemos desde nuestra más tierna infancia, ya que protagonizan buen número de cuentos infantiles.
Familias en Transición
Una de las características fundamentales de éste tipo de familias es que son familias en transición, es decir, familias que tienen que asumir un número importante de cambios en un corto período de tiempo, al menos más corto que lo que es habitual en las familias convencionales, y por tanto no figuran en la expectativa vital de sus miembros.
Todos estamos en continuo proceso de cambio. El ciclo vital es un continuo pasar de etapas, que todos hemos internalizado: noviazgo, matrimonio, nacimiento del primer hijo, etc. Pero también tenemos unas expectativas respecto al tiempo que durará cada uno de ellos, y adaptamos nuestro ritmo vital a esa sucesión de etapas y a esa expectativa de plazos. En las familia reconstituida las etapas del Ciclo Vital a menudo se trastocan, y los plazos no cumplen las expectativas previstas: generalmente los plazos se aceleran.
Nacidas de la pérdida
Las familia reconstituida son familias que nacen de la pérdida. Se puede argumentar que todas las familias surgen de una pérdida, si partimos del concepto freudiano de considerar que cualquier pérdida significativa desencadena una reacción de Duelo (Freud, 1915). Cuando uno se casa o se va a vivir en pareja quizá abandona la casa de sus padres, su habitación de siempre, su ciudad natal, quizá deja de ver a sus amigos, etc.. Siempre hay alguna pérdida. Pichon-Rivière plantea las etapas del ciclo vital, la historia individual o familiar, como una sucesión de duelos a lo largo de la vida. Si es éste nuestro punto de vista, resulta superfluo especificar que las familia reconstituida surgen de la pérdida, del duelo.
Pero si hablamos de duelos, es necesario diferenciar unos duelos de otros, porque no todos son iguales, ni tienen la misma importancia, ni la reacción emocional que producen es siempre comparable. Una reacción de suficiente entidad emocional como para comprometer nuestra salud sólo se produce tras pérdidas significativas, lo que Colin Murray Parkes llama “transiciones psicosociales”, es decir aquellas que tienen un significado importante en nuestras vidas, y que no se deben únicamente a cambios relacionados con el crecimiento, con el desarrollo o con el ciclo vital, si no que son cambios que modifican nuestra visión del mundo, y por lo tanto tienen una repercusión mayor (Parkes, 1988).
Una separación o divorcio supone pérdidas fundamentales para el resto de los miembros de las familias, de manera que como señalan Visher y Visher (1988), la primera tarea de la familia reconstituida será la de aprender a manejarse con las pérdidas y los cambios.
El duelo por divorcio es más difícil de elaborar que el duelo por muerte.
Según la definición clásica de Bowlby (1980), duelo es la reacción psicológica que se pone en marcha a raíz de la pérdida de un ser querido. El primer paso para elaborar el duelo es aceptar que la pérdida se ha producido, pero en el divorcio, el cónyuge que no puede soportar la idea de perder a su amado/a, puede refugiarse en la fantasía de reconciliación como una forma de eludir el dolor que conlleva la aceptación de la pérdida, lo que complica y alarga el proceso de duelo.
Además, el sistema de la familia reconstituida tiene unos límites más imprecisos, la condición de miembro no está claramente definida, puede que no haya consenso acerca de quién forma parte de la familia, algunos de ellos pueden ser simultáneamente miembros de dos sistemas familiares distintos. Sus fronteras son biológica, legal y geográficamente difusas.
Por otra parte, en la familia reconstituida la unidad parento-filial es anterior a la pareja conyugal. Y si no se ha elaborado esa pérdida adecuadamente y con suficiente tiempo, las dificultades a las que tendrá que enfrentarse el nuevo sistema se multiplican. El cónyuge que viene de fuera no va a formar su propia nueva familia partiendo de cero, sino que se va a encontrar tratando de integrarse en una familia ya formada, con sus propias normas de funcionamiento, historia y rituales, y ocupando el lugar de alguien, con lo que puede que no todo el mundo esté de acuerdo.
Como hemos podido ver, estas familias tienen unas características y unos problemas definidos que hemos de abordar con las herramientas apropiadas para este moderno modelo familiar.
(Adaptado de Roberto Pereira)
Magdalena Cubel Alarcón
Psicóloga Clínica Valencia (Benimaclet)
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