Cuando mama y papa ya no viven en la misma casa
Soy Nina y vivo en dos casas.
Papá vive en una casa, mamá vive en otra.
Yo vivo en las dos, a veces con mamá y a veces con papá.
No siempre ha sido así.
Ántes teníamos una sola casa, mamá, papá y yo vivíamos juntos.
El gato tenía su cesta debajo de las escaleras, y la jaula de mi hámster estaba junto a la ventana.
Papá y mamá se querían. Papá besaba a mamá cuando llegaba a la casa y mamá lo abrazaba. Yo me ponía entre los dos, apretada como una salchicha en un bocadillo, pero eso ya se acabó.
Papá hizo cosas que no le gustaban a mamá. Y mamá dijo cosas que pusieron triste a papá. Entonces llegaron las peleas. Y se distanciaron mucho.
Tanto que ya no había abrazos y no podía hacer de salchicha entre los dos, así que me metía debajo de la mesa.
Un día nuestra casa se hizo demasiado pequeña para los dos.
Y, desde entonces, hubo dos casas.
Una para papá.
Una para mamá
Y dos para mi.
Ahora todo es distinto.
Todo el mundo hace cosas raras.
Mamá habla con la abuela mucho rato.
La abuela se olvida de que yo también estoy ahí.
Papá se sienta en el sofá.
Lo tapo con una manta.
Ahora es un fantasma.
Grito <<Socorro!!!>> y me escapo corriendo.
Papá grita: <<buuu, buuuuuhuuuu>>>, pero no me asusta y no es divertido.
Es un fantasma triste.
Cuando estoy con papá,
Quiero estar con mamá,
Echo de menos a mi hámster
Y al árbol al que suelo subir.
Cuando estoy con mamá,
Quiero estar con papá.
Echo de menos el gato
Y al niño de la casa de al lado.
Hablamos por teléfono cada día.
Papá me pregunta que pasa en la escuela.
Mamá quiere saber que voy a cenar.
Le doy un beso por teléfono y me da otro de vuelta que me hace cosquillas en el oído.
Celebro mi cumpleaños dos veces.
Tengo dos fiestas.
Pero cuando nadé en la piscina grande por primera vez, papá y mamá estaban los dos allí.
Mamá y papá ya no se quieren.
Por suerte, los dos me quieren mucho.
<<Esto nunca se acabará>>, dice mamá.
y me da un gran beso.
<<Esto es para siempre> me dice papá el voz baja y me abraza fuerte.
Soy Nina, vivo en dos casas.
Es extraño pero también es bueno.
Texto de Marian De Smet/ Nynke Talsma
Magda Cubel Alarcón
Psicologa Clínica Valencia Benimaclet
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