La pregunta milagro
Para quienes no conozcan la pregunta del milagro, el equipo de Milwaukee la formuló de la siguiente manera:
Supongamos que nuestro encuentro ha terminado. Te vas a casa, y continúas lo que tenías pensado hacer durante el resto del día. Entonces, llega la noche y te vas a dormir. Y mientras duermes, en medio de la noche, cuando todos están profundamente dormidos, ocurre un milagro y el problema que te ha traído aquí hoy está resuelto. Pero desde que se produjo el milagro durante la noche, tú no sabes que ha ocurrido, así que cuando despiertes la mañana siguiente, ¿cómo vas a empezar a descubrir que ocurrió el milagro?….¿Qué más vas a notar? ¿Y qué más?”
C. Visser, en su estupendo blog, ha respondido a esta pregunta indicando que muchas historias han señalado a Steve de Shazer como el primero en utilizar la pregunta del milagro, pero lo cierto es que en una entrevista, Scott Miller e Insoo Kin Berg (la esposa de Steve), coautores del estupendo libro, “Trabajando con el problema del alcohol”, llegaron a señalar que la pregunta fue inventada mientras que un cliente señalaba lo siguiente: «Mi problema es tan grave que se necesitaría un milagro para resolverlo.”
Así que, siguiendo esta línea, se limitaron a decir: «Bueno, supongamos que esto pasó…”
Esta historia es confirmada por el mismo Steve, que desmonta el mito de su invención, señalando:
La pregunta del milagro se desarrolló un día que Insoo estaba haciendo una pregunta y la respuesta fue: “¡Oh, haría falta un milagro!” E Insoo dijo: “Bueno, sí, supongamos que un milagro sucedió…” Y así comenzó todo el asunto. La respuesta fue bastante agradable, fuera lo que fuera, la respuesta era agradable. Así que, casi todas nuestras cosas fueron inventadas por nuestros primeros clientes”.
El mismo Visser señala que una vez Insoo Kim Berg se lo confirmó personalmente: esta situación fue la que inventó la pregunta del milagro. Y menciona algo muy hermoso de la misma entrevista donde Steve señalaba la influencia de su esposa:
Bueno, todo lo que hemos hecho en los últimos años es tratar de averiguar como ella y sus clientes lo hacen. Ella es la maestra. No sé que otra palabra usar. Ella es la maestra. Así que todas estas cosas, de lo que realmente se trata, es de intentar describir lo que ella y sus clientes hacen de tal manera que otras personas -primero yo y el resto del equipo- puedan hacerlo.”
Así que la pregunta está resuelta: la pregunta del milagro fuera creada por Insoo Kim Berg mientras conversaba con un cliente, y luego fue desarrollada por el equipo de Milwaukee y publicado por Steve de Shazer por primera vez.
Lo que provoca esta pregunta esta relacionado con algunos de estos puntos:
- Seguridad en uno mismo.
- Sentido de esperanza.
- Un vuelo de la imaginación.
- Visualizar un futuro próximo sin el problema.
- Hay algo al alcance de la mano para hacer del problema algo que se puede solucionar.
- La impresión de que en adelante se puede hacer algo sin necesidad del terapeuta.
- Uno se siente liberado, rompe con una atadura que le hace desprenderse de cosas que agobian, sintiendo nuevas emociones.
- Cambia la perspectiva.
- Permite mirar hacia adelante, surgiendo la esperanza.
- Las cosas que uno desea lograr se vuelven más claras y uno puede saber de forma concreta cómo alcanzar eso que desea.
- Ayuda a centrarse en lo que uno necesita hacer.
- Ayuda a no quejarse de lo que no sirve.
- Ayuda a concretar y ver los pequeños pasos que uno debe realizar para lograr los objetivos.
- Despierta sensaciones agradables al imaginar un futuro sin el problema.
- Recuerda cómo es uno sin el problema.
- Ayuda a rescatar los propios recursos.
- Vacía la mente de problemas y la llena de miles de cosas que a uno le gustaría hacer.
- Uno imagina el mundo desde la solución.
- Permite priorizar sobre las cosas que generan un mayor bienestar.
- La pregunta motiva a la acción y llegar al estado deseable.
- La sensación de pensar en el milagro, no sólo hace pensar que está ahí y puede ocurrir, sino también sentirlo.
- Genera una sensación de bienestar, como si a medida que uno menciona las cosas, las estuviese viviendo en verdad.
- Te hace sentir capaz, te da fuerzas, te quita una carga.
- Confirma que existe una parte de la vida que se disfruta: un espacio que uno ha sabido construir con alegría y tranquilidad.
- Se encuentra una fuente de energía que permite cargarse de buena vibra para el diario vivir.
- Uno siente que hay cosas en uno para resolver el problema.
- Surge un escensario diferente.
- Ayuda a ser más positivo respecto a los objetivos que uno ve difícil de alcanzar.
- Genera la esperanza de que mediante pasos concretos uno puede estar cerca de aquello que quiere lograr.
- Uno siente que tiene el control de la situación y que puede elegir otro rumbo, un futuro más esperanzador.
- La relación entre terapeuta y cliente se profundiza, uno encuentra empatía porque el terapeuta propone una visión diferente, mucho más aliviadora.
- Da mucha tranquilidad y calidez.
- Uno se siente más animado a seguir hablando sobre aspectos maravillosos de la vida, en lugar de estar hablando de problemas.
- Uno se siente fuerte hablando en relación con la pregunta, incluso, más orgulloso de uno mismo.
- Hablar de objetivos en esta forma mágica, lo cambia todo.
- Uno se siente mucho más capaz de enfrentar situaciones, con muchas ganas de implementar las cosas que visualiza, pues las encuentra muy posibles de realizar.
- Uno percibe la situación de una manera que resulta ser cada vez menos problemática.
- Uno es capaz de verse feliz sin sentirse unido al problema, sintiendo no sólo ganas de conseguirlo, sino además más fuerzas, uno se siente más libre y que, si se lo propone, lo puede conseguir.
- El problema deja de ser irresoluble.
- Uno termina la conversación con las más hermosas sensaciones.
- Y finalmente: Es una pregunta «chula».
Todos concluyeron también lo importante que resulta la recapitulación que ofrece el entrevistador/terapeuta al final de la conversación:
Oir un resumen de lo que sería diferente, permite conectar aún más con aquella situación.
Magdalena Cubel Alarcón
Psicóloga Clínica Valencia (Benimaclet)
(Adaptado del» Terapeuta Estúpido»)
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