El pediatra y la medicina del sueño.
En este articulo trata de dar un enfoque acercando los trastornos del sueño al área pediátrica.
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El pediatra y la medicina del sueño.

La aparición de la luz artificial ha trasformado la sociedad occidental y ha convertido el dormir de una necesidad a un lujo, persistiendo, desafortunadamente, la opinión manifestada por Thomas Edison en relación con el sueño:

“Anything which tends to slow work down is a waste. We are always hearing people talk about “ loss of sleep” as a calamity. They better call it loss of time, vitality and opportuities”1.

Quizás por ello, y a pesar de que el sueño es un fenómeno bio-psico-social al que los niños durante los dos primeros años de su existencia le dedican 13 de los 24 meses (y al final de nuestra existencia le hemos dedicado un tercio de nuestra vida), la Medicina del Sueño está todavía en su infancia. Si revisamos los programas de formación pregrado de las universidades españolas, la media de tiempo dedicado al aprendizaje del sueño es de 11 minutos.

Si lo referimos al sueño en pediatría, exceptuando el dedicado al síndrome de muerte súbita del lactante, las innovaciones educativas en los últimos 50 años son ridículas2,3. Mientras tanto, en los últimos 20 años se ha producido un incremento del 1.226% en el número de artículos publicados en la literatura mundial pediátrica sobre el sueño y su relación con diversos aspectos de la salud.

Estas publicaciones están permitiendo que los pediatras empecen a conocer el papel pronóstico a largo plazo del sueño desde los primeros años de vida.

Snell et al han demostrado recientemente, por ejemplo, que los niños entre 3 y 12 años de edad que duermen menos, se acuestan más tarde o se levantan excesivamente pronto tienen, cuando se controlan cinco años más tarde, un índice de masa corporal (IMC) más elevado y una mayor tendencia al sobrepeso (no debemos dejar pasar por alto la tendencia actual en muchas “guarderias” y escuelas infantiles a suprimir las siestas en niños menores de 5 años).

Hiscok et al6 han descrito que los niños de 4 – 6 años con problemas del sueño moderados o intensos más de cuatro noches por semana tienen una odds ratio (OR) de ser diagnosticados de trastorno por déficit de atención e hiperactividad de 12,06 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 5,59 – 26,01) y una OR de sufrir un accidente que requiera atención médica del 37% (IC 95%: 8 – 75%). De otra parte, las pruebas sobre la asociación entre problemas respiratorios del sueño (PRS) y alteraciones cardiovasculares van incrementándose7.

Es importante recordar, además, que los problemas del sueño en los lactantes se asocian a un peor estado de salud de la madre y que el cansancio materno se ha valorado como un predictor de la conducta y de los problemas de salud infantil a los tres años postparto. Por ello, los profesionales sanitarios debemos investigar rutinariamente los problemas de sueño, así como el estado de salud física y mental de la madre durante los controles de salud en los primeros meses de vida del lactante.

Afortunadamente desde hace escasos meses disponemos de una versión validada en castellano de la escala de trastornos del sueño, con especial atención a los problemas respiratorios, de manera que la labor de despistaje en Atención Primaria se ha visto facilitada9.

evidencias pediatria

Magdalena Cubel Alarcón

Psicóloga Clínica Valencia (Benimaclet)

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