La rabia
Licenciada en Psicología y especialista en Psicología Clínica. Psicoterapeuta profesional desde 1991. Psicología infantil, adolescentes y adultos.
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La rabia

La rabia es una emoción básica que aprendemos a desarrollar en la infancia. Se da ante un estimulo que interpretamos como amenazante para nuestra integridad o que impide la satisfacción de una necesidad. Esta sirve para indicarnos que no nos están respetando, que nos están invadiendo o que están saltando los límites. Nos moviliza para la autodefensa o para eliminar los obstáculos que impiden la consecución de un objetivo.

Ante esta situaciones en las que nos sentimos amenazado , y según lo que hayamos aprendido en la infancia, podremos reaccionar de forma agresiva (que es la expresión natural de la rabia) o por el contrario podemos reaccionar minimizando la situación y bajando la cabeza para evitar el conflicto.

Cuando nos enfadamos y parece que no hay motivo aparente o que nuestra respuesta es desproporcionada para la situación, quizá exista una conexión con alguna situación de nuestra infancia en la que nos sentimos no respetados y nos adaptamos como pudimos. Es como si nos dieran en la diana de una herida emocional previa. Si esto sucede, es probable que saquemos una rabia desmedida para la situación actual, debido a la conexión con el pasado, de manera que respondemos a la herida antigua y no a la situación actual.

Por el contrario, si aprendimos que «enfadarse es de niños malos» o que «no es para tanto» es probable que minimicemos la situación, no mostremos enfado y no saquemos la rabia.

La emoción de la rabia se desarrolla y determina por el tipo de vínculo que un niño mantenga con su cuidador y la capacidad de este para regularse y regular al niño. Si éste está en sintonía con su figura de apego y es consolado, aprenderá que la sensación desagradable da paso a otra agradable y de protección. A través del contacto con su figura de apego, la rabia, frustración y ansiedad, darán paso a la calma y el bienestar.

Si por el contrario, el bebé no recibe respuesta o percibe que su expresión emocional es peligrosa por el tipo de respuesta que percibe en el ambiente, detectando frialdad, rechazo, miedo o rabia en su figura de apego, es posible que aprenda a inhibirla y a no sentirla, no aprendiendo a autorregularse.

Aceptar y gestionar las emociones que vamos teniendo hará que nos regulemos, por eso debemos descargar la rabia, ya que es la expresión de una emoción como otra cualquiera, siempre y cuando no dañemos a nadie, incluidos nosotros mismos.

Magda Cubel  Alarcón

Psicóloga Clínica Valencia Benimaclet

Centro Psicológico MCA

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