Abuso sexual infantil
Como padres, madres y responsables del adecuado desarrollo emocional de nuestros hijos tenemos que saber que un elevado porcentaje de menores han sido víctimas de abuso sexual, tal y como ponen de relieve todas las investigaciones sobre incidencia y prevalencia derivadas sobre este tema.
En efecto, aproximadamente un 20% de niños han sido víctimas de este tipo de agresión en nuestro país y al contrario de lo que a veces se cree, la mayoría de los abusos se han realizado en el entorno familiar y cercano del menor, lo cual hace más difícil su detección y la toma de decisiones para proteger al menor y esclarecer los hechos.
Es importante saber que el abuso sexual del niño/a supone una grave amenaza para su desarrollo integral, físico y psíquico, aunque no todos los abusos afectan de igual forma a la víctima y en determinados casos, especialmente cuando el abuso es extrafamiliar y el niño ha recibido apoyo de su familia pueden no existir secuelas psíquicas.
Otro de los mitos sobre el abuso sexual infantil tiene que ver con la edad y el sexo de la víctima. A menudo se cree que el agresor busca niñas prepúberes y/o púberes, pero la realidad es que cualquier niño/a de cualquier edad puede ser víctima de abuso sexual infantil.
Pero ¿cómo podemos prevenir a nuestros hijos para que se protejan ante un posible abuso y/o nos lo cuenten enseguida?
Fomentando la comunicación con ellos desde la infancia, enseñándoles que su cuerpo es suyo y que no debe permitir que nadie toque sus partes íntimas, a no ser que se trate de casos concretos como una exploración médica.
Con frecuencia, los niños, se niegan a dar besos de saludo o despedida. HAY QUE RESPETAR SIEMPRE SU DECISION. Eso les enseña que son dueños de su cuerpo en todo momento
¿Y cómo podemos detectar si un niño/a esta siendo o ha sido víctima de abuso sexual?
Los niños siempre indican lo que les está pasando aunque no necesariamente lo cuenten con palabras. Los indicadores de abuso sexual pueden ser físicos, de comportamiento y emocionales.
- Físicos
Dificultad para caminar o sentarse
Lesiones, desgarros, magulladuras en los órganos sexuales
Irritación del área ano genital
Infección en zonas genitales y urinarias
Embarazo
Dificultades manifiestas en la defecación
Presencia de esperma
Enfermedades venéreas
- Comportamentales
Conductas sexuales impropias de la edad: masturbación compulsiva, caricias bucogenitales, conductas seductoras, agresiones sexuales a otros niños más pequeños o iguales
Conocimientos sexuales impropios de la edad
Afirmaciones sexuales claras e inapropiadas
Desórdenes funcionales: problemas de sueño, pérdida del control de los esfínteres (enuresis, encopresis), alteraciones del apetito y/o problemas de alimentación, estreñimiento mantenido
Problemas emocionales: depresión, ansiedad, aislamiento, fantasías excesivas, conductas regresivas, falta de control emocional, fobias, síntomas psicosomáticos, labilidad emocional, culpa o vergüenza excesiva
Problemas conductuales: agresiones, fugas, conductas delictivas, consumo excesivo de alcohol y drogas, conductas autodestructivas o intentos de suicidio
Problemas en el desarrollo cognitivo: retraso en el habla, disminución de la atención y concentración, fracaso escolar, retraimiento, retraso del crecimiento no orgánico, accidentes frecuentes, psicomotricidad lenta o hiperactividad
Es importante saber que algunos de estos indicadores pueden estar presentes en problemas infantiles muy diferentes al abuso sexual, no obstante siempre serán indicativos de algún problema en el niño/a y será conveniente hablar con un especialista. Esto será especialmente recomendable si el niño presenta indicadores de comportamiento sexualizados.
Magdalena Cubel
Psicóloga Clínica de Valencia (Benimaclet)
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